Camino sin Límites, 800 kilómetros de superación...
Un camino de pasiones y lleno de aventuras. El pasado 13 de septiembre Juan Luis Marfil y su hermano Oliver comenzaban en Roncesvalles un viaje que se ha convertido en una gran aventura.
La unión de dos pasiones y una experiencia previa en un viaje juntos fue lo que motivó este peregrinaje. «Hace dos años hicimos los últimos 60 kilómetros desde Melide a Santiago», explica Óliver. En tan sólo cinco días de viaje tuvieron claro que esa experiencia deberían repetirla y así ha sido. En esta ocasión ha sido desde Roncesvalles y con una misión en su caminar.
Juan Luis Marfil, tiene 20 años, un 96% de discapacidad, provocada por una parálisis cerebral, y muchas ganas de dar a conocer su lucha. «Él siempre está luchando por sus derechos y con la creación de 'Camino sin Límites' queremos concienciar a todo el mundo». Una lucha para crear un camino accesible, pero también demostrar que con ilusión y ganas no hay nada imposible.
Un camino de amigos
Juan Luis Marfil llega a León de la mano de su hermano Oliver, y en compañía de más peregrinos para los que estos granadinos se han convertido ya en dos amigos más. Entre ellos Neus y Kike, una pareja catalana que ya ha adaptado su viaje a los plazos de los dos hermanos para llegar todos juntos a Santiago de Compostela.
«Para mí son un regalo. Llevábamos casi cuatro semanas caminando y nos encontramos con este regalo en Estella, fue increíble», explica Neus emocionada. Kike asegura que su camino se acabó en la localidad Navarra y «empezó otro nuevo».
«El camino ya no es nuestro, ahora somos un equipo y las necesidades de Juan Luis y Oliver, son también las nuestras», añade Neus.
El Camino original
Sin tomar carreteras alternativas y superando, siempre en compañía de otros peregrinos, las dificultades que se presentan en el peregrinaje los dos hermanos se han tomado este viaje como una aventura . «Juan Luis no quiere ir por carretera, sino hacer el camino original y mientras más grandes son las cuestas mejor se lo pasa él y mejor nos lo pasamos los dos», explica el granadino.
Dicen que el Camino de Santiago es una experiencia enriquecedora y en este caso llena de amistad, en cada etapa encuentran gente nueva dispuesta a ayudar. «Empezamos solos, pero rápidamente conocimos gente que se unió a nuestro viaje, eso es lo bonito del camino, que nunca sabes lo que te vas a encontrar», cuenta Oliver.
Con una complicidad propia de dos hermanos Juan Luis y Oliver han llegado a León donde les esperaba su madre, que sigue las etapas en coche, y un compañero de holanda que no pudo hacer la última etapa. Un descanso de día y medio para recuperar fuerzas y así el jueves poder seguir con la aventura y con un Camino sin Límites.
Cada persona que escucha su historia acaba emocionada por la lucha de dos hermanos que no serían ni la mitad de fuertes el uno sin el otro. Su madre explica que se necesitan mucho, tanto Juan Luis a Oliver como al revés. "Necesitan apoyarse el uno en el otro, se animan y se dan fuerzas mutuamente», cuenta emocionada al ver la repercusión que está teniendo la iniciativa de sus dos hijos".
Inés Santos (León Noticias)